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Exposición Memoria de la ausencia

 

Durante tres décadas, Mariana Yampolsky descubrió en sus viajes de exploración por México lugares secretos y sorprendentes. Capturó con su cámara una de las tradiciones más representativas de nuestro país: el día de muertos.

La exposición Memoria de la ausencia reúne 61 fotografías del Fondo Fotográfico Mariana Yampolsky, resguardado por nuestra Biblioteca Francisco Xavier Clavigero.  Los rastros de la ausencia, Melancolía: la dolencia del alma, El recuerdo, así como Día de muertos: presencias vivas son los cuatro ejes temáticos que plantea esta exposición.

Sus imágenes nos trasmiten que en México, los muertos se alojan en el fondo de la memoria, al inconsciente, a las habitaciones vacías, a los zapatos de un niño ausente, a las risas, la convivencia y la conmemoración de la vida. Si bien es cierto que Mariana abordó este tema de múltiples maneras -en la melancolía, la ausencia, los objetos, el dolor, los ritos, los cementerios o en las risas y la danza-, también es cierto que lo hizo a través de las celebraciones familiares que se agrupan alrededor de las tumbas, los altares y las velas cada 1º y 2 de noviembre. Dos días en que los muertos y los vivos conviven a través de la comida y la música; guitarras, trompetas y arpas son tocadas para que escuchen los ausentes, de tal forma que los muertos poseen el olor a copal y los vivos el sabor que impregna las ofrendas.

 

Aunque Mariana no solía fechar ni titular sus fotografías y es difícil ubicar muchas de ellas en el tiempo, si es posible saber el lugar de la toma de cada una. Así ocurre con aquella imagen de unos padres tomándose de la mano junto a la tumba de un ser querido en un cementerio de la ciudad de México. O aquella otra de una mujer mazahua de Michoacán que mira hacia la ventana, recordando a los que ya no están. Sin dejar de lado la esencia del Día de muertos, Mariana nos comparte en sus fotografías que la muerte no representa una ausencia, sino por el contrario se torna en presencia viva. Es un símbolo de la vida que se materializa en los cementerios. En ese día, los familiares esparcen pétalos de flores de cempasúchil y velas para trazar el camino de regreso de las almas a la tierra de los vivos.

 

Yampolsky plasma en sales de plata testimonios que son, fueron y serán usados para crear sentimientos y emociones, pero también para lidiar de manera simbólica, tanto en el espacio privado como en el público, contra el olvido. Recordar es “volver a pasar por el corazón”, y en día de muertos, eso se hace con alegría.